Wednesday, March 16, 2005

No fumen

Los sueños no son el reflejo de nuestras ilusiones ocultas, de nuestras más perversas expectativas y deseos provenientes del mismo infierno, son nuestra otra vida, la vida real si se pudiera asignar un nombre a la paradójica relación, y es enfermizo el aferrarnos a lo visible si somos parte de un perfecto diseño creado con el único fin de expandir sus fronteras al infinito, es el único sistema desde mi punto de vista no causal, porque desafía a las misma leyes físicas. Y lo que carece de explicación es tan sólo la solución a la pregunta planteada por aquellos que se aferran a lo no esencial y cuya vida es un engaño enmascarado en lo que dicen es la realidad, y lo más curioso es que no forma parte del espectro de decisiones de las cuáles tenemos la posibilidad de elegir, es un camino recto sin regreso y la visión no sólo se nubla paso a paso, sino que el terreno es exponencialmente más difícil y las variables que juegan se indefinen haciendo jugarretas con lo que conocemos como sentimientos y que por otro lado tan sólo son las debilidades humanas, los defectos a un sistema que por naturaleza no podía ser perfecto, y es como el error en aquella serie iterativa, que llega a ser más grande incluso que el mismo sistema conforme las iteraciones tienden a infinito y domina todas las variables, evitando cualquier resultado predecible determinado ahora por la incertidumbre. Una relación que complica la utópica forma de ver la vida es la inevitable necesidad de mantener la materia humana no sólo con las condiciones necesarias para un desarrollo óptimo, sino además interactuando en sociedad y cooperando activamente, creando una mezcla de sistemas imposible de duplicar en un momento n, pues las variables han abandonado por siempre la racionalidad convirtiendo nuestro sistema en un sistema gobernado por error y la incertidumbre y eso no es lo más aterrador, lo que de verdad me perturba es la manera en la que indescifrablemente el humano canaliza las variables y arroja resultados tan inesperados como infinito es el universo, es por esta razón que no intento comprender el porque te amo, ni tampoco haré inferencias sobre lo que me llevó a este determinado lugar y mucho menos intentaré predecir a donde tengo que llegar, a base de experiencia he aprendido que cada lágrima no va a ningún lugar y que por cada estrella que te he pensado no existe aquél universo paralelo en el cuál estás tú detrás de la misma ventana compartiendo un mismo pensamiento en un mismo momento convirtiendo ese instante en algo nuestro. Y que es tan impreciso como improbable creer en una conexión entre dos almas que convierten la incertidumbre de dos sistemas en una sola, y que viajan en un mismo camino, con un mismo origen y un mismo destino, sólo podía creerse semejante conjetura en dos almas gemelas creadas para estar juntas independientes del resto del infinito. Y por razones innegablemente tristes he descartado la idea de poseer un alma gemela, por lo cuál sólo atribuyo esta sensación que me abarca de principio a fin a tu mirada, o tal vez fue tu sonrisa que fulminaron en cuestión de segundos cualquier principio de racionalidad que por cualquier cuestión hubiese existido en mi mente, y que ahora inevitablemente corre el peligro de la perdición, y explicar el porque he dejado de existir como solía hacerlo queda completamente fuera de mi dominio. Se también que los caminos del amor son los más injustos, los más inseguros y generalmente uno tiene que arriesgarlo todo a cambio de nada, sin embargo he de serte sincero nunca había estado más seguro de algo, y eso es que por ti la muerte vale la pena.

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